Uno de los conciertos más interesantes de este mes fue “Reunión 2019 G-3 / Ilegales”, realizado en el C.C. Festiva de Lima, no sólo porque reunía a estas bandas capitales en sus respectivos países, sino también porque, en extensión, planteaba un cartel con bandas nacionales (más la invitada, española) de trayectoria, como las mencionadas, cuya vigencia pudimos constatar en los tiempos acelerados que corren.   

Día cargado el que planteó el concierto, ¿o diría Fest? Un encuentro de prensa cultural del Perú me tuvo abocado buena parte del día al punto que llegué a Festiva ya cuando se preparaba el escenario para Ilegales. Lamenté perderme a los Aeropajitas, QEPD Carreño, Los Flechados (Arequipa) y Arcana. Y claro, chequear las mesas con merch.

Cuando me fui a la primera fila para ver a Ilegales que entraban en escena sentí que de repente estaba en una fiesta de reencuentro, viejos compadres de la vieja escuela punk y rocanrolera de la ciudad estaban con sonrisotas en la cara e inmensos vasos de chela en la mano dispuestos a la fiesta. Varios rapados, no por solidaridad con Ilegales, sino por el paso del tiempo por la cabellera, lo sé muy bien.  

En 1987, se anunció la llegada de Ilegales a Lima… lamentablemente, antes de eso, sucesos duros en Guayaquil (Ecuador) para la banda provocó que ese concierto, que iba a ser alucinante, pues ninguna banda española se atrevía a llegar en tiempos de guerra civil al Perú, se cancelara. Como poco antes había ocurrido con las también anunciadas presentaciones de Aviador DRO y Siniestro Total. En esa época donde vivía con media cabeza en España, esas cancelaciones me sentaron fatales. Yo diría que provocó que algunos connacionales se alistaran y finalmente se mudaran al país de esas bandas magistrales.

Jamás olvidé cómo conocí a fondo la música de Ilegales, ¡gracias a un cura! Mejor dicho, gracias a que uno le dio unos casetes a una queridísima prima mía, casetes de títulos de algunos de los mejores álbumes de los 80, en plena mitad de década. ¡Todo un lujo para la Lima de la época!

30 años y más tuvieron que pasar para que Ilegales suba a un escenario limeño, quizá por ello, Jorge Martínez y banda, pisaron el acelerador a fondo y se mandaron un grandes éxitos con un sonido que parecía el de un disco compacto, uno tras otro se sucedían las canciones entre pocas chanzas del incombustible Jorge: ¡Hola Mamoncete!, Ella saltó por la ventana, Agotados de esperar el fin, El norte está lleno de frío, Enamorados de Varsovia, Tiempos Nuevos, Tiempos Salvajes, Eres una puta; incluso hubo espacio para algunos temas relativamente nuevos como Suicida. En ciertos momentos, el pogo se desataba con clásicas como Dextroanfetamina, Bestia, bestia, Problema sexual, Soy un macarra, y, claro con el cierre: Destruye. Para mí, el punto emotivo fue con una de las canciones de mi vida: Yo soy quien espía los juegos de los niños, donde la guitarra de Jorge sonó gloriosa, bueno, sonó más o menos igual en todo el concierto, aunque con casi nula disposición a la improvisación. Curiosamente, al final, cuando Jorge nos bendijo, los punkis quedaron en silencio y es que a una banda que nos iluminó el camino cuando todo era tan oscuro se la considera como un hermano mayor al que respetar y su bendición vale mucho más que la de cualquier curita, así le guste el rocanrol.  

La fiesta la organizó la banda peruana G-3, por eso correspondía cerrarla, pero, honestamente, de acuerdo a lo que viví en ese cierre, la cosa estaba en su justa dimensión, fue la banda más potente, entre picos de emotividad con los coros de una reaparecida, y siempre linda, Ale, Alejandra Pérez Pietro, los fans pogueando con bandera desplegada y el cuajamiento de un trío de amigos y compinches, Gonzalo “Gonz” Farfán (Guitarra, voz), Gabriel Bellido (Bajo y coros) y Guillermo Figueroa (Batería) que sonaban mejor que nunca; y los delirios guitarreros y show aparte de Pipe Villarán, uno de los mejores guitarristas peruanos hoy por hoy.

Las canciones, mejor dicho los himnos punks como Pasan los días, Utilizado, Presión, Violencia fabricada, Gris, Viviré, Identidad, Revolución, Ahora o nunca, Devuelta al rebaño, En casa, Antisocial, fueron recibidos con pogos intensos y cantadas a voz en cuello. Mayoría equivocada, original de esa inolvidable banda que fue Autopsia, fundadora del “Rock Subterráneo”, sonó al cierre como si 35 años no hubieran pasado.

Es loco que la banda G-3 cuya herencia entregó a la movida chiqui punk siga tan vigente y tan necesaria, y tan actualizada, no sólo por el emotivo saludo de Gonz a Chile, sino porque en tiempos que se dice que la política no interesa haya tipos que en otra época estarían retirándose a sus cuarteles de invierno, pero que están dispuestos a hacerte sentar posición a base de atronadores sonidos, claro lo digo no solo por G3 sino, también, por algunas de las otras bandas participantes. G3 es un clásico en vida, ¡que siga gozándola!


Texto: Wili Jiménez Torres

Fotos: Cortesía de “Subte Rock”. ¡Gracias, Luis Espinoza!